La Dehesa de la Villa


La “Désalaviya”, como la llaman los viejos castizos de Tetuán, es uno de los espacios verdes más interesantes de Madrid, porque conserva su carácter de pinar sin urbanizar.
Es una pena que hayan desaparecido la mayoría de los merenderos, donde se estaba en la gloria en las noches de verano. Pero la “désa” tiene todavía el encanto de ver a los jubilados paseando, tomando el sol en camiseta, regando los pequeños pinos, mezclándose con la juventud deportista que hace footing en el parque.
Hay abundancia de aves y alguna ardilla. Espléndidas vistas de la sierra.
Algo de Historia: Antiguamente era conocida como la Dehesa de Amaniel, en honor a su dueño, Lope de Amaniel, ballestero de Enrique II. El calificativo «de la Villa» se debe a la condición de «Villa y Corte» que ostenta la ciudad de Madrid.
En 1152, el rey Alfonso VI donó a la Villa de Madrid los terrenos en los que se ubica el actual parque, que fueron utilizados para el pastoreo, perdiendo gran parte de sus encinas originales. Se sabe que en 1457 los llamados Altos de Amaniel ocupaban 2.529 fanegas y que desde 1485 abastecía de carne a la villa. Con el tiempo la Dehesa fue perdiendo extensión, ya que los sucesivos alcaldes edificaron en éstos terrenos. Creo que en tiempos llegaba casi hasta el río Manzanares.
Desde 1901, el estado la entregó al ayuntamiento para esparcimiento público. En 1929 se levantó la Ciudad Universitaria, que ocupó 320 hectáreas. de la Dehesa Durante la Guerra Civil se convirtió en una línea de defensa de la ciudad y en sus terrenos se desarrollaron fuertes combates.
Tras la guerra se construyeron en el recinto edificaciones como el Instituto Virgen de la Paloma, el CIEMAT y el hospital Reina Fabiola.
Metro más próximo: Francos Rodríguez.
Mejor época de visita: todo el año, especialmente en los inicios de febrero cuando florecen los almendros.
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Fotos: C. Osorio