Ponciano de Olivares era el guarda de un coto real de caza que hubo aquí. Custodió la puerta durante ochenta años. En una época le dio por clavar junto a las puertas un cabeza de venado o de jabalí cada més que pasaba, y llegó a colocar 216 cabezas.
Se dice que le apodaban “El grajo” porque iba siempre con un grajo sobre el hombro.
(La calle Ponciano va desde San Bernardino a la Travesía del Conde Duque, en el barrio de Universidad)