En la calle de San Nicolás nº 2 pervive la fachada de una antigua bodega. De ella solamente nos queda la portada, ya que el interior ha sido convertido en el almacén de un comercio cercano.
Me acuerdo de esta bodega con especial cariño, ya que en ella me tomé el primer chato de vino.
El día en que surgió mi pasión por la Historia de Madrid
De todas las asignaturas del colegio, la Historia era una de las que más me aburría.
Un día, estando en sexto de bachiller, el profesor se puso enfermo y vino un sustituto.
El sustituto no quiso limitarse a leernos la lección. Nos llevó a conocer el Madrid medieval. Recorrimos las callejas del Madrid antiguo viendo los restos de la muralla y otros vestigios medievales.
La «clase» terminó en la bodega de San Nicolás, donde nos tomamos un moscatel.
Un brillante final para una clase que me atrapó completamente.
(En cuanto al sustituto, no volvimos a verle. Sé que recibió una bronca monumental por parte de la dirección del colegio por habernos sacado fuera de las aulas y habernos metido en una taberna)
Recuerdo aquella bodega llena de toneles de vino, con sus mesitas de madera, el viejo tabernero con su boina y su cigarro de caldo gallina…los torreznitos que nos puso de aperitivo.
Aquel día nació en mí la pasión por la Historia de Madrid.
Hoy llevo ya publicados cuatro libros sobre nuestra ciudad, dos de ellos dedicados a tabernas, y tengo otros cuatro libros en preparación.
Cuando estudio, cuando escribo, cuando hago visitas guiadas por Madrid, siempre recuerdo aquella mañana y la vieja bodeguita de San Nicolás.