En la calle Veneras Nº 7, cerquita de la plaza de Santo Domingo, se halla esta pequeña tasca cuya expresiva portada no deja indiferente al paseante. El rótulo y los dibujos, pintados en la cara interior del cristal, se hicieron en 1950.
La costumbre de decorar los comercios con vidrios pintados se extendió en nuestra ciudad en la primera mitad del siglo XX, al uso de los comercios parisinos de fines del XIX.

Hubo artistas madrileños con mucha gracia e ingenio en el arte de pintar vidrio, como Pina, Ochoa y Legua. Estas obras alegran y embellecen nuestras calles.

Foto: Carlos Osorio.