El caminante se sigue sorprendiendo ante esas hierbecillas locuelas que brotan allí donde menos se espera…

En las grietas, en las juntas de las baldosas, en los bordillos…

Delicadas, alegres, inconscientes, con su elegancia salvaje y desparramada…

jugando a ser el pelo de las piedras…
con toda naturalidad.
Fotos Carlos Osorio.