Madrid padece un problema de vandalismo desde hace décadas sin que ningún alcalde hasta la fecha se haya tomado el menor interés en solucionarlo.

Cada fin de semana, las paredes de los edificios aparecen llenas de pintadas, firmas y garabatos. El mobiliario urbano sufre frecuentes daños. Las estatuas en la vía pública son dañadas. Los coches aparcados en las calles sufren acciones vandálicas. Los contenedores y papeleras son incendiados con frecuencia. Hacer botellón, mear en la calle, tirar papeles o chicles, dejar en la acera las deposiciones de las mascotas, arrojar basuras en cualquier sitio, son acciones habituales sin que haya una respuesta por parte de las autoridades. La acción de los vándalos no sería tan dañina ni tan extensa de no existir una absoluta impunidad para sus acciones.

No se trata de un problema de limpieza, se trata de un problema de civismo.

-Hace falta implantar una educación cívica en los colegios.

-Hace falta crear leyes y sanciones para poder combatir el vandalismo.

-Hacen falta cursos de educación ciudadana para los infractores, y que ellos mismos colaboren en reparar los daños causados y en limpiar lo ensuciado.

-Hace falta que nuestros políticos, sean de izquierdas o de derechas, se conciencien de que hay problemas de vandalismo en Madrid, aunque ellos no parezcan darse cuenta de su existencia.