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En el Paseo del Prado, junto a la plaza de Cibeles, en el lugar en que hoy se yergue el Palacio de Cibeles, antes de Correos, existió un sencillo y popular teatro que, gracias a la habilidad de su propietario, don Felipe Ducazcal, se convirtió en el teatro favorito de los madrileños entre 1885 y 1891.
Aquí se representaron las mejores obras del género chico y se estrenó la zarzuela «La Gran Vía».
Tan populares como sus representaciones fueron los enormes bocadillos de jamón que servían en el ambigú del teatro y a los que la gente llamaba «felipes», en homenaje al dueño. Nada que ver con los bocatines birriosos con fotocopia de jamón que suelen dar hoy en los bares de los teatros.
El teatro Felipe murió cuando su sueño hizo lo propio y desde entonces el eje Prado-Recoletos-Castellana no ha vuelto a tener un teatro. Vale pues la pena mantener vivo el recuerdo del Felipe.