En Madrid tenemos un problema con las pintadas. 
No hablamos aquí de murales artísticos o grafitis, que suelen ser interesantes y atractivos, sobre todo cuando están realizados en lugares autorizados y hechos por manos expertas.
Hablamos de una costumbre vandálica: la del tagging, las pintadas, firmas y garabatos que emborronan fachadas, puertas, ventanas, mobiliario urbano, autopistas, vehículos, trenes, furgonetas, y cualquier superficie vertical.
Y constatamos que:
-Se está conculcando el derecho de los ciudadanos a tener la fachada de su casa, el mobiliario urbano y los espacios públicos como mejor les parezca.

-Se está obligando a los madrileños a pagar bastante dinero para mantener limpias sus casas y sus propiedades privadas y comunes. Se está ocasionando un daño estético, ecológico y económico ante la total pasividad de los poderes públicos.

El problema de las pintadas en Madrid tiene solución:

-Es preciso introducir la educación cívica en los colegios. Actualmente no se presta ninguna atención a estos temas. La sociedad tiene que ocuparse de sus menores. El grafiti y el botellón no pueden ser alternativas para el ocio adolescente y juvenil.

-Es necesario tomar medidas correctoras, crear leyes contra el vandalismo, aplicar sanciones que puedan pagar los infractores, o bien trabajos de limpieza y tareas en beneficio de la colectividad.

-No debe permitirse la venta de sprays ni rotuladores grandes a menores de 18 años.

-Es muy sencillo localizar a los infractores: lo que suelen pintar es su propia firma. Solo hace falta voluntad.

-Los legisladores y los jueces deberían tomarse interés por este problema. Y los alcaldes deben dar instrucciones a la policía municipal para actuar.

Así tendríamos un Madrid más bello y civilizado.

Ideas para mejorar la ciudad.