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En una corrala de la calle Provisiones, en Lavapiés, se halla un viejo pozo, ya sin uso, al que los viejos vecinos del barrio conocen como «el pozo de Luis Candelas»
El pozo ya no se usa y en su brocal de granito han plantado unas hiedras que crecen alegremente.
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Me comenta un vecino que en este pozo era donde el célebre bandolero madrileño escondía el botín que luego repartía entre los pobres de su barrio.
La historia, con visos de leyenda, me parece muy bonita, y más en estos tiempos en que se hace justicia al revés, es decir, se le quita el dinero a los pobres para dárselo a los ricos.
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No hay datos para afirmar que Luis Candelas repartiese el botín con los pobres, pero sin duda fue un bandolero muy popular, que nunca usó la violencia, solamente el ingenio, y que aligeraba el bolsillo de una clase aristocrática que vivía en la opulencia y mantenía al pueblo en la miseria.
El mito del bandolero madrileño de comienzos del siglo XIX permanece vivo en el barrio que le vio nacer.
En Inglaterra han sacado un gran partido al mito de Robin Hood, cuya mera existencia es bastante improbable. Allí hay una gran industria montada en torno a este personaje legendario (cine, literatura, parques, recuerdos…)
Y yo…pues, hombre, a veces pienso que no sería mala idea que le sacásemos un poco de jugo a este mito madrileño, tanto o más interesante que el del arquero de Sherwood.