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Al pie del arco de Cuchilleros existió, desde mediados del siglo XIX hasta los años 40, una fonda llamada «La Extremeña» que tenía una curiosa costumbre:
Los platos, los vasos y los cubiertos se hallaban atados a las mesas con unas cadenas.
Se trataba de evitar que algún comensal desaprensivo se los llevara.
Es probable que el posadero se ahorrara algunos reales con esta práctica preventiva; pero sin duda, también ahorraba en la prevención de la salud, pues no sería fácil ni frecuente la limpieza de la tan particular vajilla.
Esta curiosa vajilla se conserva en Las Cuevas de Luis Candelas.