Si alguien llamase a nuestra puerta identificándose como «el farolero» nos quedaríamos a cuadros. Sin duda se trataría de un tipo que se está tirando un farol, porque ya hace muchos años que el alumbrado se enciende automáticamente.

Recuerdo que la última vez que ví un farolero, encendiendo los faroles uno a uno con su vara, fue en 1970, en la calle del duque de Sesto. 
Muchos faroleros eran asturianos, lo mismo que los serenos.
Según la investigación que hizo Carmen Simón, los primeros faroleros municipales datan de 1765.
A los madrileños no les hizo ninguna gracia la colocación de los primeros faroles y aprovecharon el motín de Esquilache para romperlos todos.
La primera vez que sorprendió a un individuo rompiendo un farol, se le aplicó una sanción de 6 ducados. Como los actos vandálicos cundían, se llegó a pasear por Madrid a unos infractores, portando cada uno un farol atado al cuello.
Los faroles fueron de aceite hasta 1835 en que se empezó a usar el gas. El farolero los iba prendiendo con la mecha que llevaba en el extremo de su lanza.

Bueno, espero que este pequeño artículo haya arrojado alguna luz sobre los faroleros. Por mi parte, te deseo unas Fiestas Navideñas alegres y luminosas.
Foto: F. Campayo
Monumento al farolero, en la calle concepción Jerónima.