El continuado cierre de las tahonas y panaderías de toda la vida y el avance avasallador del poco recomendable pan precongelado, han sido la tónica en un Madrid que ha ido perdiendo cultura gastronómica de calidad. Hasta hace poco sólo quedaba en Madrid un horno de leña: El Museo del pan Gallego. Por fin la tendencia se ha invertido y tenemos en la corte un segundo horno de pan auténtico cocido con leña, se trata de la Artesa de Gallent. Tienen dos sedes, una en la calle Fernández de los Ríos, y otra en el recién reformado mercado de San Miguel.
En la foto, el bueno de Jorge Gallent, perteneciente a la cuarta generación de una casa de panaderos catalanes que se han afincado en Madrid. Con la típica pala de madera, el panadero está sacando panes crujientes, recién horneados , oliendo a brasa de encina. Un pan que tiene color, aroma, gusto y postgusto, y por supuesto sin aditivos, todo aquello de lo que carece el pan precongelado.
Fotos: C. Osorio.