Habría que escribir un catálogo con las obras absurdas que se han hecho en nuestras calles y plazas en los últimos años, para enseñanza de las generaciones venideras.
Muchas de las obras pagadas con el plan «E» son pura antología del disparate.

Pongo como ejemplo de despilfarro la reforma del Centro cultural Conde Duque.
Hay que decir que este centro ya estaba reformado. Quedaba por arreglar el patio sur ( la cuarta parte del total del edificio). Pues bien, no les parece suficiente y  vuelven a reformar todo el edificio, que es el más grande de Madrid ¡Entero! Para ello, se cargan todos los tejados, mandando a paseo sus estupendas tejas árabes y sus buhardillas, que estaban en perfecto estado, para poner una cubierta de chapa metálica. Luego destruyen todas las ventanas de madera para sustituirlas por otras de metal que no se pueden abrir. Además cambian de sitio los archivos por enésima vez, con todo lo que eso supone.
Y yo me pregunto ¿Por qué, en vez de reformar lo que ya estaba reformado, no se gastan nuestro dinero en cosas útiles para que vivamos un poquito mejor?