La calle de Luis de Góngora se llamaba originalmente calle de Juan de Góngora. Se creó en el siglo XVII en el barrio del Barquillo (Chueca) y estaba dedicada al ministro de Felipe IV, don Juan Jiménez de Góngora, fundador del convento de las Góngoras, cenobio que está situado en dicha calle. Pero en algún momento, posiblemente a comienzos del siglo XX, alguien se dio cuenta de que el eximio poeta Luis de Góngora no tenía ninguna calle en la ciudad donde pasó gran parte de su vida. En cambio había una calle de Juan de Góngora que nadie sabía quién era. Solución: cambiar el Juan por el Luis, y asunto arreglado. A nadie importó que a partir de entonces el poeta se convirtiera en el fundador de un convento en esta calle.

La calle de Manuela Malasaña se creó en torno a 1860 con el nombre de Juan Malasaña. Juan Malasaña era el padre de Manuela, y se tenía constancia de su heroica participación en la defensa del parque de artillería de Monteleón, el 2 de Mayo de 1808. De Manuela se sabía que era su hija y que, aunque probablemente no participó en la batalla, ya que tenía 15 años, sí fue fusilada por llevar entre sus ropas unas tijeras. Manolita era costurera, y probablemente permaneció en su taller mientras duraron los combates. Pero a finales del XIX la gente empezó a fabular acerca de Manuela. El caso es que en Zaragoza tenían una heroína, Agustina de  Aragón, y en Madrid no parecía que hubiese ninguna. (En realidad sí teníamos heroínas, como Clara del Rey, pero permanecía en el olvido). De modo que quitaron el Juan y pusieron el Manuela. Y tan contentos.

Finalmente alguien se acordó de Clara del Rey y le dedicaron una calle cerca de la Avenida de América.

 

Curiosidades y despropósitos de las calles de Madrid. Carlos Osorio.

 

Foto 1: Todo sobre Madrid.