La vi mientras desayunaba en la puerta de una iglesia, en San Bernardo.
Aún vestía las ropas de su tierra africana. Hablaba sola y gesticulaba muy agitada, síntomas de un deterioro mental explicable: ¿cuántas humillaciones, abusos y malos tratos no habrá recibido esta mujer en su peregrinaje desde Africa hasta Madrid? Todo para terminar tirada en la calle.
En un mundo donde se valora excesivamente a los ganadores, no puedo evitar que me conmueva la gente que pierde.
Náufraga en la puerta de la Iglesia, tal vez buscando al Dios misericordioso, porque en los humanos no halló la comprensión y la ayuda que necesitaba.
(Cuadro: «el desayuno en la puerta de la Iglesia». Acrílico y óleo/tabla. (116x93cms) autor: Carlos Osorio)