Antes de que nos comunicáramos mediante el móvil, antes de que nuestra vida social se hiciera en las redes, hubo largos siglos en los que nos relacionábamos dentro de lo que hoy llamamos el mundo real.
Los niños jugaban a juegos que requerían imaginación y ejercicio físico.
Los amigos eran seres reales a los que podías ver, oir, y tocar, y acudían a menudo cuando los necesitabas.
Ir de compras era una experiencia placentera, porque había tiendas y dependientes de confianza que te asesoraban.
Las gentes no solo dedicaban el ocio a ver las ocurrencias que se publican en las redes, también leían libros.

Así éramos: Vivíamos en el mundo real.