Si yo quisiera acabar con la cultura, empezaría por hacerla inaccesible a la mayoría. Supongamos que el IVA cultural en los países de Europa estuviera en torno al 6%, pues yo lo pondría al 21%.
Seguidamente acabaría con oficios perniciosos como los de escritor, músico o cineasta, y para ello permitiría la piratería. Nadie puede tener interés en escribir un libro, componer una canción o filmar una película si sabe que no va cobrar por su trabajo.
En un país en el que no existe el mecenazgo, yo suprimiría las aportaciones de dinero público al arte, la ciencia y la cultura. ¡Tres pájaros de un tiro!
De paso trataría de eliminar las instituciones culturales, como el Círculo de Bellas Artes o el Ateneo, asegurando su ruina económica. También retiraría las ayudas a las revistas culturales y de pensamiento.
Facilitaría el cierre de los cines, los teatros, y las salas de conciertos…
Si yo quisiera acabar con la cultura en España, 
haría exactamente lo mismo que se está haciendo ahora.