Hoy recordamos un comercio muy carismático de la calle Imperial: «La Gran Hojalatería» , cerrado en 2016.

Esta tienda de artículos para el la cocina y el hogar se fundó en 1898.
José María Rivas, su propietario, me hablaba de los tiempos en que aquí trabajaban 14 empleados que confeccionaban y reparaban cacharros de hojalata.
Desde hace un par de décadas, la tienda se había especializado en artículos para la cocina, siendo uno de los pocos lugares de nuestro país en el que podían encontrar los instrumentos más insospechados para la ayuda del cocinero.

Como vestigio de tiempos pasados conservan varios cacharros de hojalata, como las lecheras y las aceiteras. Las hojalaterías suministraban la mayor parte del producto de menaje de cocina en tiempos en que el acero inoxidable aún no existía  o era muy caro.
Y podían encontrarse objetos extraordinarios, como barreños de cinc o esta magnífica máquina de fabricar helados.
Fotos: Carlos Osorio.