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El abulense Lucio Blázquez se inció en la hostelería con 12 años, trabajando en un mesón de la Cava Baja: «El rey de los lacones» regentado por Petra González, hija del dueño del Mesón del Segoviano. Doña Petra, le cuidó como a un hijo y le enseñó el oficio. En 1974 se hizo cargo del restaurante y le puso su nombre: Lucio.
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Hoy Casa Lucio es un conocido figón madrileño que frecuentan a veces los famosos. Su cocina mezcla lo vasco y lo madrileño, y tienen aceptación sus callos, el cocido, el zancarrón de merluza o la ternera. Pero el plato más solicitado son los huevos estrellados, o huevos rotos con patatas fritas. A mi me suelen gustar más los huevos fritos enteros, sin romper, y con puntillita churruscada, pero rotos también están buenos y las patatas están bien fritas, que es algo que pocos restaurantes saben hacer en Madrid.
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En la misma calle han montado una sencilla taberna: Los Huevos de Lucio, que sale mejor de precio para quien prefiera una cena sencilla centrada en los huevos y alguna cosilla más.

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Fotos: Carlos Osorio.