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Carlos I de España y V de Alemania dirigió el imperio más grande que ha existido y que aún fue ampliado por su hijo Felipe II.
El emperador, se fijó en Madrid como una buena capital para las Españas, y así se lo hizo saber a su hijo Felipe.
«El Rey Católico Felipe II, juzgando incapaz la habitación de la ciudad de Toledo, ejecutando el deseo que tuvo el emperador su padre [Carlos I] de poner su Corte en la Villa de Madrid, determinó poner en Madrid su real asiento y gobierno de su monarquía»
Luis Cabrera de Córdoba.
Durante sus estancias en Madrid, Carlos I se alojó principalmente en el Real Alcázar de Madrid, en la Casa de Campo de los Vargas y en el palacio que luego fue convento de las Descalzas.
El Alcázar, dañado en la guerra contra los Comuneros, fue restaurado y ampliado por el emperador.
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El Alcázar Real de Madrid desde la Casa de Campo. Dibujo realizado por Antoon Van Den Wijngaerde, en 1562. A Carlos V le encantaba venir a Madrid porque eso suponía divertidas jornadas de caza en la Casa de Campo y en El Pardo. La abundancia de caza fue una de las razones por las que Madrid se convirtió en capital.