El año va llegando a su fin y hay que pensar en renovar los calendarios.
Por un lado están los calendarios de bolsillo, para llevar en la cartera. Antes te los regalaban en todas las tiendas, o por la calle, a la salida del metro. Ahora este tipo de calendario escasea, debido a que las imprentas que los hacían decidieron cobrar por ellos precios desorbitados.
Luego están los calendarios gratuitos de los cerrajeros y fontaneros de urgencias, que te los ponen en el buzón. Aparte de ser mega-cutres, uno puede caer en el error de llamar a uno de estos servicios e ir seguidamente a la quiebra económica familiar.
A mi me solían gustar los calendarios que exaltan la belleza femenina, preferiblemente sin vestimentas superfluas. Siempre me han parecido un canto a la vida y a la perpetuación de la especie. No había taller de neumáticos que se preciara, sin exibir su calendario de mozas “neumáticas”. El más conocido es el calendario Pirelli, que tradicionalmente exibía este tipo de fotos. Sin embargo, de unos años a esta parte, las chicas del calendario Pirelli están tan exageradamente delgadas que más de uno se confunde pensando que compra un calendario de una ONG para luchar contra la desnutrición.
Bromas aparte, yo me estoy aficionando a utilizar el calendario de fotografías de Madrid que edita Ediciones La Librería con fotos de mi amigo Álvaro Benítez. Fotografiar Madrid no es fácil: todo lleno de obras, lonas publicitarias, pintadas…por eso tiene especial mérito tomar buenas fotos de nuestra ciudad.

Alvaro Benítez acaba de abrir un blog sobre sus fotos:
http://madridfotopoesia.blogspot.com