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En Burrolandia recogen burros y otros animales enfermos o abandonados y les cuidan con la ayuda de los visitantes. Esta yegua fue encontrada herida de gravedad. Unos desgraciados le habían rajado la barriga y tenía las tripas fuera. Hoy está muy atendida, especialmente por esta niña que le lleva cariño y comida casi todas las semanas.
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El paseante se queda asombrado al ver un burro que tiene la columna vertebral completamente doblada. Sus antiguos dueños  lo habían cargado con demasiado peso.

 

Aquí llevan una vida tranquila y agradable.
También se acercan por Burrolandia grupos de niños con discapacidad síquica. Sus terapeutas han comprobado que mejoran bastante en contacto con estos simpáticos animales.
Fotos: Carlos Osorio