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Cerca de Atocha, existe un oasis estupendo donde puede uno refugiarse del desierto asfáltico: se trata de Bodegas Casas. Esta encantadora taberna fue fundada en 1923 por el abuelo de Gregorio Casas, que había sido pastor de ovejas, y tenía otra bodega en la Carrera de San Francisco. Conserva una espléndida colección de tinajas históricas donde se guardaba el vino. También existe aún la barra de hierro que separaba la zona de mujeres de la de los hombres, en unos tiempos un tanto machistas que no se hallan tan lejanos.
El padre de Gregorio encabezó en los 60 la reivindicación de los taberneros madrileños en pro del vermú de barril, cuando una famosa y muy anunciada marca de vermú embotellado trató de que el gobierno prohibiese el vermú de barril alegando falsos motivos de higiene. Yo lo tengo claro, donde esté el vermú de barril, que se quite el de botella, baby!.
En la bodega puedes tomarte un vermucito con pepinillo relleno de anchoa. La carta de aperitivos se basa en los encurtidos y las latas. Boquerones y anchoas son excelentes. La bebida es escogida y de calidad.
Esta joya hállase en la Avenida Ciudad de Barcelona nº 23 (Metro Menéndez Pelayo)
El recordado Gregorio Casas, hace una década.
Fotos: C. Osorio.