Las calles de Madrid se han ido llenando de baches, para la desesperación de los conductores y el regocijo de los talleres de neumáticos. A veces un bache nos permite descubir las huellas del pasado. En este de la calle de Olid se ven los viejos raíles del tranvía y el antiguo empedrado de adoquines de granito.

Foto: Carlos Osorio.