Este letrero, sito en la fachada del convento de la Encarnación, me sirve para comentar que, de un tiempo a esta parte, la incívica costumbre de orinar en la calle va ganando adeptos y adeptas. No estaría de más que el Consistorio se tomara en serio este asunto y se dignase establecer más urinarios públicos, así como poner alguna sanción que otra a los guarretes, que yo creo que se lo merecen.