Lo que había antes: 

Lo que hay ahora: 

Tras 30 meses de obras y 70 millones de euros gastados, la nueva Plaza de España está siendo objeto de comentarios y críticas por parte de los madrileños. A unos les gusta, a otros no. Esta es nuestra modesta opinión:

El «Desierto de piedra»

La parte de arriba de la plaza ha pasado a ser un desierto de granito. La magnífica «fuente del nacimiento del agua» ha sido retirada junto con la mayoría de las zonas verdes. En su lugar hay una gran explanada de piedra, que nada más inaugurar la plaza ya ha sido ocupada por mercadillos y por una pista de hielo impidiendo el paso a los viandantes. Lejos de mejorar la movilidad, esta ha empeorado bastante.

No lograron salirse con la suya en su pretensión de retirar el estupendo monumento a Cervantes, pero le han quitado el estanque que tan agradablemente complementaba el conjunto.

Muy poco acogedora parece la cafetería, que tiene toda la pinta de un búnker de la Guerra Civil.

Ha mejorado la zona de abajo de la plaza, con una amplia zona de juegos para niños.

Ha empeorado notablemente la movilidad en los laterales de la plaza. Por el lado sur es imposible acceder al paso subterráneo, y por el lado norte un carril bici y unos grandes alcorques para los árboles no dejan  espacio para los peatones.

El carril bici que han puesto en mitad de la calle Bailén hace difícil el tránsito a los peatones.

Parece que quieren acabar con los ciclistas. En la foto superior vemos un árbol en mitad del carril bici. Sí, justo en mitad.  Además, la absurda montaña que han creado en la calle Bailén ha obligado a poner una valla para que no se maten los que van en bici. Por otra parte, hay un carril-bici de subida en la Cuesta de San Vicente, pero no hay forma alguna de bajar en bici por dicha cuesta. Demencial.

En la calle de Bailén apenas se ha ganado espacio peatonal. La absurda montaña que divide en dos la calle se ha comido buena parte del terreno ganado. Todo para musealizar unos restos de dudoso interés histórico-artístico (no son restos del palacio de Sabatini, sino de una ampliación que se hizo en el siglo XIX)

Lo peor: la mala comunicación con la Cuesta de San Vicente.

Ahora los vecinos tienen que subir una larguísima escalera para poder atravesar la calle de Bailén. La promesa de comunicar mejor la plaza de España con el Campo del Moro y Madrid Río ha sido otro fiasco. Ahora están mucho menos accesibles que antes.

La Plaza de España: de zona estancial a zona de paso, pero sin poder pasar.

No se ha mejorado sustancialmente la movilidad y se han eliminado zonas estanciales donde se podía estar sentado en un banco con respaldo disfrutando de un rato tranquilo. Es cierto que se ha reducido mucho el nivel del tráfico.

Lo mejor de la nueva plaza: la comunicación peatonal con la Plaza de Oriente y con el templo de Debod (aunque podría haberse hecho mejor)

¿Esto era lo que votaron los madrileños?

A la vista está que no. La nueva plaza no se parece gran cosa al dibujo del proyecto que fue votado por los madrileños. Vamos a ver. Así no se hacen las cosas. No se gasta un millón cien mil euros en una votación populista. ¿Cómo no vamos a votar que sí a un edén lleno de praderas donde los niños persiguen a las mariposas? Pero eso no es serio, porque saben de sobra que es irrealizable. Y luego van y lo cambian por completo. El diseño de una plaza no debe hacerse con votaciones populistas. Debe hacerse por expertos y con el mayor consenso posible.

Por esta forma de hacer las cosas tenemos hoy una nueva plaza de España con bastantes errores. Eso sí, también tiene unos cuantos aciertos, y no nos cabe duda de que los madrileños van a pasear mucho por aquí (Eso sí, cuando retiren todos los obstáculos a la movilidad que han puesto)

Carlos Osorio.