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«Horchatería y Esterería de Martínez»
Así reza el letrero de esta desaparecida tienda madrileña.
Y diréis ¿Qué sentido tiene mezclar en una tienda cosas tan distintas como la horchata y el esparto?
Sucedía que los valencianos que se venían a trabajar a Madrid en siglos pasados, entre otros varios oficios, eran esparteros y sabían hacer horchata. De ellos eran la mayoría de las esparterías o estererías.
La calle de Esparteros, por ejemplo, nos recuerda a un gremio regentado por valencianos.
Con la llegada del calor, los esparteros dejaban el esparto y montaban los kioskos de la rica bebida de chufa.
Cuando se terminaba el verano, volvían a su ocupación estacional: hacer esteras.
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El grabado superior muestra a un horchatero madrileño pregonando su preciado néctar.
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Hubo kioskos de horchata en los parques madrileños, en los bulevares, en las rondas y en las plazas.
El kiosko de Antoñita, que estuvo en la plaza del Dos de Mayo hasta el año 2000, era originariamente un kiosko de Horchata, y durante el invierno hacían esteras en un local que había justo enfrente, en la calle San Andrés.
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Llegado el verano, la horchata era una de las bebidas favoritas de los madrileños junto con el agua de cebada y la limonada o limón granizado.
Mi abuela que era alicantina, decía que la mejor horchata era la de un quiosco que instalaban dos valencianas en la plaza de las Descalzas esquina a la calle San Martín. Allí aprendí a gustar de la horchata desde que tengo uso de razón.
Abrazos
Hola, Antonio. Interesante recuerdo. A mí también me trae recuerdos de infancia…