El Pilluelo de Madrid

(Romance anónimo)
«Huérfano soy en la tierra
y por eso no suspiro,
que independiente respiro
y el mundo a mí no me aterra.
Libre soy y mis hermanos
han de ser todos los hombres;
nada me importan los nombres
de marqueses y villanos.
Yo nací del pueblo bajo
y de la gente villana,
y aunque soy de la canalla,
vivo a costa del trabajo.
Soy de la gente perdida
como dicen los señores,
de los que a fuerza de sudores
se ganan la honrada vida.
Yo entre las turbas paseo
del barrio de la Paloma,
tras un belén, otra broma;
tras un baile, otro jaleo,
y viva siempre el bureo.
Yo me voy a la Pradera,
entre perfumadas flores,
a gozar de los amores
de una mujer hechicera.
Que es de Madrid la esmeralda
con su airosa mantellina,
con su cintura «devina»
pie chiquito y corta falda.
Más que un palacio esplendente
me gusta a mí una merienda
en el Canal con mi prenda,
de Madrid sol refulgente.
Allí se baila y se goza
y olvidan lances aciagos,
y calientes con los tragos
se juguetea y retoza.
A los que escuchéis decir
que esta mi canción les carga,
son de la cáscara amarga;
que la traguen y¡ a vivir!
Qué poco le importa al pillo
de tirana y negra gente;
siempre dice lo que siente,
la verdad es su estribillo;
y con esto, me las guillo.
Fuente: «La Fama de Madrid» Ed. Acíes. 1958.